¿Qué pasó con las caricias? Con los lagrimales húmedos de los ojos enternecidos, con la taquicardia amable y ansiosa que despiertan las mariposas...
¿Qué pasó con el estremecerse? Con el deseo intolerable que se retuerce por escapar y aventurarse en la aridez de nuestros días...
¿Qué pasó con la alegría? La disfrazamos de mandatos, la encerramos en caracteres de teoría, la manchamos con expectativas, la confundimos con los finales felices...
¿Qué pasó con el sentir? Lo abandonamos en la cárcel de los ideales, lo ignoramos para ser fuertes, lo culpamos por nuestros errores, nuestras luchas y nuestros logros...
¿Qué pasó con nosotros? Nos modelamos con las palmas transpiradas por miedo a errar, nos aplastamos contra el suelo para que las presiones no nos mortifiquen, nos miramos al espejo sin querernos, nos dejamos solos en un mundo oscurecido, enumerando tormentos sin conseguir desvanecerlos.

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